Hay Nueces y hay nueces Valnut.

Cuando Miguel Angel entró en mi estudio, lo primero que me dijo es que buscaba la “excelencia”…
Toma! suponía que un hombre que apuntaba tan alto, tenía muy claro lo que esperaba de mi, y por supuesto ya me había puesto en preaviso de que tipo de persona era.
Una persona excelente que está motivada, comprometida, que cree en lo que hace y da lo mejor que tiene.

“Yo creo en mí, pongo foco en algo
y lo llevo para adelante”

Enseguida me di cuenta que el reto iba a ser importante, porque Miguel Angel y yo compartíamos a priori, dar lo mejor de nosotros mismos, no como un acto, sino como un hábito.

Había empezado la conexión…

Le pregunté por la visión de su empresa y me pareció muy alineada con la esencia de mi pasión, de manera que todo fluía:

“Trabajo para que la gente que come mis nueces.
Para que ese momento les de energía, felicidad y espíritu positivo,
trabajo para crear un producto mucho mejor para tí”.

Cuando alguien de verdad quiere algo se esfuerza por conseguirlo, la dedicación da sus frutos. Y para recoger siempre antes hay que sembrar, sembrar para recoger marcas con alma, que tienen algo que contar más allá de vender productos o servicios.

Visita a las plantaciones:

Varios días después de que Miguel Angel nos visitará en el estudio,  me invitó a conocer sus plantaciones, un trabajo de campo muy inspirador, y donde pude comprombar en situ la humildad de la persona y su grandeza, sólo se es grande en la vida quien sabe ser pequeño. Además pude “sentir” por mi misma todo lo que me contó en nuestra primera conversación.

Paseé entre sus nogales, recogí datos, hice fotografías, observé el terreno, probé sus frutos, me deleité con sus aromas… pero sobre todo me sumerjí en las sensaciones y escuché atentamente todo lo que él iba narrándome con pasión, dejándome llevar, buscando no lo que aparentemente veía, sino su esencia, la de un hombre que me contó que abrazaba a sus árboles, les hablaban y les tenía mucho respeto… Magia!

“la nuez merece tratarte así con delicadeza” 

En definitiva vi un hombre que era fiel a lo que el creía, y a su dedicación… que trabaja mucho el suelo, que pone consciencia en como es y como funciona, que es un ser vivo y no sólo es sustentador, pude observar que todas sus nueces son iguales, que su concepto de negocio es artesanal y su poda a mano y por ende sentí que todo el corazón que le ha puesto a sus nogales está en su producto. Y usando mi frase de cabecera, “lo que sale del corazón, al corazón llega” comprobé in situ porque hay nueces, y hay nueces Valnut.

Comienza el reto:

Y el reto que se me planteaba no era otro que aprovechando estos hitos y sensaciones hacer un restyling a la marca y trasladarlo a los que ya consumen sus nueces, clientes y distribuidores, que se merecen ser conocedores de que hay un equipo trabajando para que esto haya sucedido y también para los que no conocen todavía las nueces “valnut”  y que deben probarlas.

Las nuevas necesidades, nuevos formatos y soportes hacen necesario que se trabaje en una evolución del logotipo y en general de la identidad visual de la marca, atendiendo a motivaciones estratégicas, razones estéticas, técnicas o de mercado.  Atendiendo a las nuevas circunstancias hemos optado por una mejora y renovación de la marca, adatándonos a los tiempos pero sin perder su esencia.

Valnut… naturalmente.

Elisa Vivancos Anero.
Directora Creativa.
Bonitonombre Branding

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